Declaración
Esta es una sección extraña que no sé si exista en otro blog, así que quiero que sepan de antemano que no pretendo adueñarme de ninguna sección; simplemente me pareció que llamarla así era adecuado y ayudaba a mi propósito.
Lo que quiero hacer aquí es dar MI opinión sobre algunas situaciones del mundo de la lectura; desarrollar mi punto de vista y esperar que me dejen algún comentario con su punto de vista.
Que quede claro que NO pretendo que mi opinión exprese la de todo el mundo; es únicamente la mía y no hablo por los demás cuando la doy.
Hoy vamos a hablar de algo muy interesante... Al menos para mí (ja, ja), pues es un fenómeno que nos ocurre a todos en algún punto de nuestra lectora-existencia.
Soy como las malas hierbas, me voy extendiendo lentamente e invadiendo sutilmente nuevos espacios para colocar mis libros. 😀 Ya me apropié del mueble del stereo, de las bocinas, una mesa, etc.
Fueron las palabras de una bloguera literaria amiga mía que me hicieron dejar de lado el MOL de esta semana y traerles este (ji, ji, ji. ¡Amiga, no me odies! Pero eres patrocinadora oficial hoy).
¿Por qué este tema? Bueno, porque no me había puesto a pensar que, en efecto, hay Lectores que se van extendiendo por su hogar conforme su colección de novelas va creciendo.
Pienso que, si vives solo, no hay muchos conflictos al respecto. Pero cuando vives con tu familia… bueno.
Supongo que a todos nos ha pasado: llega un punto en el que tus libros ya no caben en tu librero y comienzas a invadir otros espacios de tu habitación. Pero si no puedes colocar tus libros dentro de tu zona, empiezas a buscar sitio en otros lados de la casa y, por lo tanto, comenzamos por invadir la sala o el salón (suele ser el lugar más común para iniciar la invasión, ¡jo!).
Primero el propio librero que se encuentra ahí lleno de cosas como figurillas, películas, fotografías familiares; todo excepto libros (bueno, a veces sí hay libros, pero no son tuyos y nadie los lee).
Después, casualmente encontramos un espacio libre en la mesa de centro de la sala (o la mesa de té o la mesa baja); la pobre mesa lo único que tiene es un tapate y una planta en el centro. ¿Por qué no?
Y enseguida, vemos que, encima del estéreo que se encuentra de pie y las enormes bocinas de caja que se encuentran flanqueándolo, pueden ser candidatas ideales cual columnas-mostradores de nuestras novelas.
¡Ah! Y ahí hay un escritorio que solo tiene una computadora o recibos, y un montón de espacio libre. ¿Qué es lo más lógico que un escritorio debe tener?
¿No les ha pasado? Pues a mí no (ja, ja, ja).
Admito que alguna vez lo pensé, pero me di cuenta de que llevar mis libros a otro lado no iba a servir de nada, debido a que soy muy recelosa con mis cosas y además, no me gusta ver reguero y acumulación sin orden. Si viviera sola, probablemente no habría TANTO problema con invadir un poco aquí y allá, pero aun así creo que me lo pensaría.
Sin embargo, he notado que muchos Lectores comentan en redes que “ya empezaron a invadir X o Y” en su casa, ya que su colección de novelas ha crecido a tal punto de que no disponen más espacio en sus habitaciones.
Sinceramente, si yo viviera sola y contara con el dinero necesario, me haría una sola habitación para todos mis libros. Algo así como una biblioteca privada en la que me acomodaría a leer y de donde mis bebés literarios jamás saldrían (esto lo trataremos otro día ;) je, je).
Otra cosa que me lo impediría es que
dentro de mi habitación nadie toca mis cosas, pero estando fuera de ella mi familia “tendría permitido” hacerlo y estoy segura de que incluso ellos los aprovecharían como pilares para ponerles sus cosas encima.
¡Y no voy a consentir eso!
Y todo esto lo comento porque, al menos en mi casa, sería colocarlos en áreas comunes y ahí las reglas cambian.
Pero sé bien, como dije antes, que hay Lectores a los que les viene bien expandirse dentro de su hogar y probablemente no tienen estos problemas con su familia. O no les dicen algo como “ya tienes muchos libros, véndelos o regálalos”.
Porque según sé esa es otra situación: cuando ven que nos extendemos o que ya no caben nuestros bebés literarios, algunos parientes comienzan a decir que debemos deshacernos de ellos. ¡¿Qué?! ¡Pero si estos son los buenos y los amo! ¿Les ha pasado?
Es una locura literaria todo esto, ja, ja, pero una opinión al fin y al cabo.
Pero díganme una cosa, ¿de verdad pueden tener sus libros en otro lado? Sonaré loca pero yo no me puedo despegar de ellos (refiriéndome a que no puedo dejarlos en una zona que no sea mía). Aunque una vez mi hermano me dijo que tenía tantos libros que igual podría deshacerme de mi cama y hacer una cama de libros, de tal modo de que cupieran mejor...
Qué lindo mi hermano contribuyendo a mi vicio, ¿cómo no se me había ocurrido? ¡Ja, ja, ja!
Pero bueno, díganme: ¿soy la única que se siente así? ¿Ustedes prefieren tener todos sus libros en SU zona o también se apropian de otras habitaciones? ¿Los han criticado por tener muchos libros o no les dicen nada? ¿Sus familias respetan sus libros a pesar de estar en áreas comunes? ¿Quién más quiere una habitación para sus bebés literarios cual biblioteca personal? Je, je, je.
Espero sus comentarios, Lectores.
Y muchas gracias por leer este Mi opinión lectora esta semana:D